Gemología

Las piedras han estado junto al hombre desde sus inicios, ya sea como arma de defensa o de caza, posteriormente, percatándose de su potencial, el hombre afiló uno de sus bordes, frotándola o golpeándola con otras piedras para aguzarlas y utilizarla para cortar o como hacha. Siendo esto uno de las primeras formas de lapidación.
Pronto el hombre primitivo clasificó las piedras por su dureza, utilizando el pedernal y la obsidiana para herramientas cortantes y las más blandas y de colores variados, para ornamento. Y aunque las piedras utilizadas para armas fueron poco a poco reemplazadas por el metal, las piedras destinadas a ornamentos mantienen hasta hoy día gran valor.
Se puede decir que las piedras-gemas han sido una necesidad en la naturaleza del hombre. A lo largo de la historia han estado en brazaletes, collares, aros, colgantes, anillos y figuras de todo tipo, ya sea por simple ornamentación o por connotaciones espirituales y místicas que van más allá de la materia de la piedra.
En la antigua ciudad de Ur, donde florecieron culturas como los asirios y los sumerios casi 3.000 años AC. se han encontrado gran cantidad de joyas y ornamentos de piedras preciosas y semipreciosas. Así también en tumbas faraónicas de Egipto, junto con joyas y ornamentos de piedra, se han encontrado los característicos sellos reales, escarabajos sagrados hechos de gemas duras.
Las civilizaciones prehispánicas no se quedaron atrás en los conocimientos de las piedras, desarrollándolas en variadas manifestaciones artísticas, tanto arquitectura, joyería, esculturas y figuritas menores. Destacan los adornos y figuritas de jade, turquesa y esmeralda de los antiguos habitantes de Méjico, Centro América y Colombia y la cultura preincaica con sus collares, adornos y etatuillas trabajadas en turquesa, jade, lapislázuli, etc.
En la Edad Media era común que del comercio con Oriente se importaran piedras preciosas y semipreciosas, tanto para la creación de joyería de nobles como para la joyería eclesiástica.
En el Renacimiento comenzaron a ser utilizadas las piedras de mayor dureza para el ornato arquitectónico, especialmente el que tenía connotación de sagrado y el funerario. Esto dio lugar a la creación de templos y mezquitas con columnas de malaquita, alabastro, lapislázuli y otras piedras de valor, tanto en Europa, Medio Oriente y el Lejano Oriente.
Hoy día, gracias al aumento de los avances tecnológicos, el auge de las gemas ha aumentado en forma impresionante, popularizándose de tal manera que cualquier persona de cualquier condición económica, tiene acceso a comprar una joya o la pura gema si lo desea. Y paralelo a esto el simbolismo de las gemas se ha mantenido, aunque la mayoría ha descartado sus poderes curativos, hay quienes sostienen que las que fueron usadas por otras persona pueden ser peligrosas, especialmente la esmeralda, y que existen joyas malditas que han desencadenado grandes tragedias y maldiciones y que la única solución para quitarle este mal es facetar nuevamente la gema, confiriéndole al lapidador un carácter de ser purificador.
Clasificación de las gemas.
Existen diferentes maneras de clasificar las gemas, ya sea por su dureza, su peso específico, su composición químico-física, etc. En el caso de la joyería, las gemas son clasificadas más por su belleza y valor comercial que por su sola composición, incluso algunas gemas son apreciadas por su connotación mística.
Comúnmente en joyería las gemas eran clasificadas en piedras preciosas (diamante, rubí, zafiro y esmeralda y a veces aguamarina), y en semipreciosas (toda la familia de cuarzos, granates, turquesa, lapislázuli, turmalina, etc.). Pero esta clasificación no es útil en cuanto a belleza y a precio de las gemas. No quiero decir que un zafiro no sea bello, sino que, por su belleza un ópalo, una turmalina o una aguamarina, pueden ser más cotizados que cualquier piedra preciosa, y por ello se ha preferido utilizar el término de gema para referirse a todas las piedras ocupadas en joyería.
Lo que caracteriza a las gemas son su dureza y su color, una gema relativamente blanda puede agrietarse o romperse con facilidad si no se le hace un engaste adecuado, en cambio, una más dura puede utilizarse en variados tipos de joyas. Y si lo que más caracteriza a una piedra es su color, cuanto más vivo y limpio sea este, mejor será la calidad de la gema.
La clasificación de las gemas también deriva en gemas de origen mineral, gemas de origen orgánico y gemas sintéticas o artificiales.
Dentro del grupo de origen mineral se encuentran el diamante, rubí, zafiro, esmeralda, aguamarina, todos los cuarzos, granates, turquesa, lapislázuli, piedra luna, piedra del sol, amazonita, labradorita, peridoto, turmalina, Crisocola, Rodonita, Rodocrosita, jade, Fluorita, malaquita, topacio, Andalucita, Hematita, etc.
Dentro del grupo de origen orgánico se encuentran el ámbar, azabache o madera fósil, carey o concha de tortuga, perlas, coral, nácar y marfil. Estas gemas son producto del reino animal y vegetal.
En el grupo de gemas sintéticas entran todas las posibles reproducciones que se hayan logrado realizar. Estas reproducciones pueden ser reconstituidas (a partir de pequeños pedazos pulverizados de piedra), o creadas con materiales que imiten las propiedades de la gema.